¿Qué pasa si combinas la exactitud suiza y el carácter latino de las Antillas? La respuesta tiene un nombre: Cuervo y Sobrinos, una casa relojera fundada por un asturiano en la vieja Habana en 1882.
[pullquote]Los nuevos Cuervo y Sobrinos siguen siempre una línea elegante y vintage con un aire a los años cincuenta[/pullquote]Esta relojería, que podría equipararse a Suárez de Madrid o Rabat de Barcelona en España, era una de las más prestigiosas casas durante la primera mitad del siglo XX en la isla caribeña. Importadores únicos, como cantaba su lema, de marcas de calibre como Longines, Roskopf, Patek Philipe, Oris, Rolex, Omega, Tissot…
Tal era su importancia que tanto en las esferas como en los fondos de los relojes el nombre de Cuervo y Sobrinos y la de la ciudad de La Habana eran grafiados. Pocas casas en el mundo han tenido tales privilegios (Tiffany’s o Cartier por ejemplo) lo cual contrasta la importancia que tenía por entonces la joyería a nivel mundial.