Durante la actividad física la gasolina más eficaz que consume el cuerpo para generar energía es el glucógeno, un hidrato de carbono complejo que se almacena en el hígado y en el tejido muscular. Imagina las reservas de glucógeno como el depósito de gasolina que tu cuerpo posee para arrancar y trabajar al máximo.
Las reservas de glucógeno del músculo te ayudarán a mejorar el rendimiento físico durante la actividad. A más gasolina muscular, más rendimiento. Por otro lado, el glucógeno almacenado en el hígado será el encargado de mantener estables los niveles de azúcar en sangre durante el entrenamiento. Al contrario del hígado o el músculo, el cerebro no puede almacenar glucógeno, por lo que necesita un aporte continuo de glucosa para no originar mareos o descoordinación durante la práctica deportiva.
Empezamos así a entender lo importante que es para el rendimiento deportivo contar con un almacén lleno de glucógeno antes del entrenamiento.