2. Observación de tu respiración. Una alternativa al ejercicio anterior es no centrarte en algo externo, sino en un proceso interno, como tu respiración. Cierra los ojos y respira profundamente, fijándote en como entra y sale aire de tus pulmones. No intentes cambiar ni modificar el ritmo, solo reconocerlo. Mantén la atención durante al menos 15 segundos. Esta es una manera fácil y rápida de calmar tu mente distraída conectándote con tu propio cuerpo. Cuerpo y mente trabajan unidos, por eso las técnicas que hacen consciente esa unión son muy efectivas.
3. Técnica de separación. Este ejercicio es útil para cuando lo que te distrae no está en tu mente, sino en el ambiente, por ejemplo cuando debes trabajar o estudiar rodeado de personas que están conversando. La técnica consiste en imaginar que te separas de tu entorno. Cuando estés trabajando o estudiando, imagínate rodeado por una cápsula, por muros o por montañas que te aislan del mundo. Visualiza la imagen durante algunos minutos. Cuando dejes de hacerlo de forma intencionada, la sensación permanecerá.