Las inyecciones se realizan con finísimas agujas en puntos determinados del rostro (arrugas marcadas en la frente, surco nasogeniano, patas de gallo…), y, por supuesto, requieren la intervención de un médico especialista.
Sus efectos son casi inmediatos pero no duran eternamente, por lo que, pasados unos meses, tu organismo habrá absorbido el nuevo colágeno y los «hundimientos» volverán a aparecer.
La mesoterapia es otra de las opciones que la estética actual ofrece para reactivar la función de los fibroblastos y conseguir un incremento del colágeno en el organismo (y en la piel).
Se trata de logar, mediante inyecciones intradérmicas de compuestos como los minerales y las vitaminas, que las células reaccionen a ese estímulo aumentando su actividad natural que, en el caso de los fibroblastos no es otra que la producción de colágeno.
Algo parecido hace la radiofrecuencia pero, en este caso, son los impulsos electromagnéticos los que, aumentando la temperatura de la zona tratada, logran la reactivación celular. El calor que la radiofrecuencia provoca en las capas más profundas de la dermis supone una «agresión» a las fibras de colágeno existentes ( ya deterioradas por el paso del tiempo) y, ante tal agresión, los fibroblastos reaccionan aportando nuevo colágeno. ¡De eso se trataba!.