Unos resultados que han sorprendido en gran medida debido a la «mala» reputación del queso en este tema, pero lo cierto es que, al igual que cuando hablábamos del caso mítico de los huevos, en ocasiones confundimos el hecho de que un alimento contenga altos niveles de colesterol, con el hecho de que aumente los niveles de éste en sangre.
Más datos que se revelaron
Además de este estudio, que concluyó que la ingesta de queso graso no afectaba negativamente a nuestros niveles de colesterol, la misma Universidad de Copenhague colaboró en otra investigación al respecto de este producto.
En este caso, el estudio analizaba otro factor relevante para nuestra salud, un enfoque metabólico basado en las bacterias intestinales y en cómo se veían afectadas por la ingesta regular de quesos grasos.
El resultado analizado en un grupo de 15 sujetos, sometidos a tres tipos de dietas diferentes, confirmó que el consumo de queso y leche ayudaba al aumento de las bacterias intestinales y de la actividad metabólica.
Un dato que no debemos olvidar
Como ha quedado demostrado, en ocasiones tenemos ideas preconcebidas de determinados alimentos, sobre todo en el caso de aquellos que poseen un mayor contenido en grasa, motivo por el cual solemos optar sin pensarlo por aquellos sustitutos que nos ofrecen como ligth o bajos en grasas.