Y cuando hablamos de la primera imagen, si hay un factor determinante en la misma, éste será la vestimenta y la imagen personal, que aunque no sea lo único, será casi crucial para la mayoría de los selectores de personal, aunque éstos muchas veces lo nieguen.
Esto no quiere decir que sólo por algún detalle que el entrevistador considere subjetivamente “poco atinado”, dejará de centrar su atención en nuestro CV porque ya estaremos descartados, pero cuanto menos lugar demos a esto, más primarán nuestras dotes formativas y laborales.
Pese a las diferencias entre un puesto de trabajo y otro, y a los distintos estilos personales que pueda tener cada candidato, los expertos coinciden en que la vestimenta y el aspecto personal deben estar basados en un mínimo de sentido común y urbanidad.
Así las cosas, aunque a los que cuidan escrupulosamente su imagen personal les parezca utópico, los analistas coinciden en que se repiten los mismos errores relacionados con la imagen personal, en muchos candidatos que se presentan a entrevistas de distintas áreas y sectores de actividad. Estos son:
- Acudir en ropa deportiva y veraniega. Los más jóvenes son los que incurren en este error más habitualmente. Sus costumbres arraigadas, y el descuido e informalidad propios de la edad, no les permiten distinguir las diferencias de imagen entre la ropa de casa o deporte, y la requerida para postularse a un puesto de trabajo. A pesar de ser conscientes de ello, muchos no lo consideran lo suficientemente importante como para que influya en la valoración general de la entrevista. Están equivocados.
- Accesorios excesivos y prendas con mensajes. En este caso debemos preguntarnos, ¿tiene algo que ver una entrevista laboral con nuestras aficiones políticas, deportivas o personales?; la respuesta es no. Los eslóganes están de más. Asimismo, el exceso de complementos tecnológicos o de moda, ya sean gafas de sol, mochilas, sombreros, colgantes, tabletas o móviles, no suelen dar una imagen positiva en el entrevistador. Según los coach, un bolígrafo y el CV encima de la mesa revelarán atención y una actitud focalizada en la entrevista y en lo que el entrevistador tiene que decirnos.
- Tatuajes y piercings. A pesar de su instauración y aceptación en todos los ámbitos sociales, el exceso de ellos -por lo menos a la vista- no nos ayudará a generar una primera imagen positiva en nuestro interlocutor. Algunos dirán que se trata de prejuicios, pero aún teniendo razón, la lectura de los entrevistadores se basa en otro tipo de asociaciones para valorar este look. Pero, cuando son austeros y simbólicos, hasta se pueden considerar positivos.
- Prendas demasiado provocativas. A pesar de que los estereotipos siguen existiendo, el ámbito laboral no es el lugar más adecuado para exhibirse, aún teniendo atributos para hacerlo. El estereotipo, fiel a su funcionamiento mental, puede subestimar las capacidades intelectuales por una camisa o sudadera demasiado ajustada. Una buena forma de evitar que nuestro entrevistador interprete este tipo de cosas, es no recurrir a un estilo sensual, provocativo, expositivo o estrambótico.
- Vestimenta demasiado formal o que no encaja con la imagen corporativa. Muchas veces la vestimenta puede revelar el nivel de “ubicación” que tenemos como aspirantes a un puesto de trabajo. Si nos postulamos a un puesto de balizador de tránsito o socorrista de piscina no parece muy acorde presentarnos con traje y corbata. La idea ante una oportunidad laboral nunca es llamar la atención, y menos, dar a entender a compañeros y entrevistadores que nuestra presencia está completamente en desacuerdo con el puesto requerido.