El motor es el 2.0 TFSI con una potencia máxima de 310 CV y un par motor máximo de 380 Nm, disponibles entre 1.800 y 5.500 rpm, equipado con inyección indirecta y directa FSI, sistema de alzado de válvulas Audi valvelift system (AVS) para ajustar la carrera de la válvula en el lado de escape, y gestión térmica que utiliza un módulo de válvula rotativa y un colector de escape integrado en la culata, necesitando de sólo 4,7 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h y pudiendo alcanza una velocidad máxima limitada a 250 km/h.
Unas mariposas en el sistema de escape modulan e intensifican su sonido deportivo. De serie equipa una caja de cambios manual de seis velocidades, y el cambio S tronic opcional incluye una función “launch control” que controla el deslizamiento de las ruedas para conseguir la máxima aceleración desde parado.
Los consumos ya son otra cosa. Tener toda esta potencia y no aprovecharla parece una herejía, pero si somos capaces de ir con este coche practicando una conducción económica, podremos marcar consumos en torno a los 6,4 litros, que es lo que hemos conseguido nosotros.