Protege tu piel del envejecimiento

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Sabemos que fumar es un hábito nocivo responsable en muchos casos de distintos tipos de cáncer y de graves enfermedades cardiovasculares y respiratorias. El perjuicio que provoca en la salud es, sin duda, argumento suficiente para dejarlo, pero además, tabaco y piel saludable son sencillamente incompatibles.

Rostro apagado y grisáceo, piel áspera y arrugas finas pero profundas son algunos de los síntomas de envejecimiento cutáneo prematuro que pueden padecer fumadores a una edad temprana (incluso antes de los 35 años).

Está comprobado que el tabaco altera los niveles de colágeno y elastina, indispensables para mantener la elasticidad de la piel. Según estudios recientes, un hombre adicto al tabaco tiene el doble de probabilidades de daño cutáneo precoz que uno que lleve una vida saludable libre de humos.

No sólo la piel sufre el deterioro que causa la nicotina. El cabello seco y quebradizo y las uñas frágiles (y dedos amarillentos) son otros de los poco estéticos efectos del tabaco.

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