1) El exprimidor
Ella se coloca encima del hombre pero dándole la espalda. Se inclina y apoya sus manos sobre las piernas. Esta posición favorece el ensanchamiento de las caderas de la mujer y hace más fácil la introducción del pene. Además, la visión del hombre facilita la erección. La mujer experimentará una gran liberación de estrés al ser ella la que domina la situación. Los cachetes y gritos están permitidos, ya que, recuerda, se trata de una terapia.
2) El perro profundo
No es ‘el perrito común’. En esta postura, la mujer no tiene las piernas en ángulo recto, sino que sus extremidades forman un ángulo de 140 grados. Las rodillas están a la altura de las del hombre, cuya espalda se encuentra erguida durante la penetración.
La cara de ella está en contacto con la superficie horizontal. El hombre puede presionar su rostro para que no se levante, dominando así a la mujer, que tiene el trasero en pompa para facilitar el acceso del pene. Para aumentar la intensidad del coito, él debe agarrarle de las caderas para darle empuje con más potencia, liberando así todo el estrés. Ella, por su parte, restará su ansiedad al sentirse dominada por la pareja, pues le permitirá sacar su lado más instintivo.