Llegas a casa estresado, sin ganas de hablar y de humor de perros. Abres la puerta, no encuentras las llaves. Buscándolas te das cuenta de todos los bolsillos que llevas encima. Al final, y haciendo maniobras para no tirar el maletín ni las bolsas de la compra, las encuentras. Abres, entras. Y ahí está tu pareja, con ganas de charlar y… de hacer el amor contigo.
Podría ser algo bueno, pero en ese momento no te lo parece. Solo quieres desaparecer, servirte un vino o una cerveza, y que el mundo se olvide de ti. Amigo, mal. Lo que tienes que hacer justo en ese momento es terapia. Y no nos referimos a acudir a un especialista, sino a la conocia como ‘Primal Scream’. Te va a encantar. Se trata de una sesión especial de sexo con tu pareja (o sucedáneo), en la que sacarás tu lado más primitivo.
Esta terapia se basa en el sexo más primitivo, es decir, en el que el romanticismo tiene poca cabida, al menos durante el coito