4. ¿Podré desarrollar mis conocimientos y talento en este puesto en concreto? La respuesta afirmativa a esta pregunta, nos llenará de estímulo, creatividad, ganas e identificación con la compañía. La negativa, exactamente lo contrario.
5. ¿Cuál será mi nivel de autonomía? Si somos profesionales independientes y nuestro nivel de rendimiento depende del grado de autonomía de la que dispongamos, la respuesta a esta pregunta determinará en buena medida nuestra satisfacción laboral.
6. ¿Me gusta mi jefe? Si hay “química positiva” con nuestro superior habremos conseguido una garantía de confianza, perdurabilidad, y por qué no, éxito, en dicha compañía. Por el contrario, una tortura diaria que nos tensará los músculos durante más de 40 horas semanales.
7. ¿El entorno y espacio físico en el que me desempeñaré, será lo suficientemente cómodo? Cuando preparábamos un examen final en la universidad, buscábamos el rincón de la casa más ordenado y silencioso; aquel que nos permitiese concentrarnos. Ahora dentro de la empresa; ¿Podríamos rendir en medio del caos absoluto o en una oficina carente de todo lo necesario?