Hace unos meses, en una entrevista a un periódico israelí, Bar confesaba: «Estoy bien, soy divertida, me gusta salir, también estar en casa, el cine, comer bien… No entiendo qué tengo de malo, ¿por qué estoy sola?«. A mis amigas les pasa algo parecido. Su teoría es que, para tener una relación seria, los hombres siempre se quedan con las más sosas del lugar. Ellas, tías fuertes, con carácter y una vida social activa, son todo lo contrario.
Y la verdad, echando un vistazo a mi alrededor, cada vez les doy más la razón. Hasta me lo han querido demostrar haciendo un trabajo de campo casi al nivel de investigación científica. Hemos dividido a nuestras amistades femeninas de Facebook en tres grupos: rancias, normales, molonas. Sacamos hasta porcentajes: el 93% de las chicas de los dos primeros grupos tenían pareja estable y las que catalogamos como normales eran las que bajaban la media. El número de solteras «molonas», como apodamos a las tías guasonas a las que les gusta divertirse, era muy superior al resto.