El fácil acceso a la pornografía, redes sociales y aplicaciones de sexo casual como Tinder ha llevado consigo que los veinteañeros hayan crecido mucho menos inhibidos que las generaciones anteriores en lo que al sexo se refiere. Por ello es menos probable que clasifiquen las actividades sexuales como solo indicado para personas homosexuales o heterosexuales.
A pesar de seguir siendo un proceso que requiere mucho tiempo y paciencia, el ‘fisting’ ha saltado la barrera de «ni de broma hago eso» hasta «bueno, tal vez«.
Fuente: El Confidencial