Si puedes preparar la velada con tiempo, cambia temporalmente tu dieta para modificar a través de ella la fragancia natural de tu cuerpo así como tu sabor. Añade frutas como kiwis, piñas y sandías a tu régimen para conseguir sabores más suaves, e incorpora el dulce de las ciruelas y los arándanos si tu pareja es particularmente golosa.
A fuego lento
La teoría parece sencilla, pero cuando toca poner en práctica la postura, el 69 es a veces más difícil que montar un mueble de IKEA. Aunque las ganas sean muchas, que no te venza el ansia. Puedes conocer muy bien la cifra, pero cada pareja es un mundo, y vuestras medidas y vuestras formas condicionaran la posición final que tendréis que adoptar.
En el sexo, una regla de oro que suele funcionar es ir poco a poco. Si solo tú tenías en mente poner la postura en práctica, dirige la transición y sorprende a tu pareja insinuando lentamente el juego. Probad a acoplaros, y bromead si aquello se transforma en un espectáculo de acróbatas. Que no os resulte frustrante si se presentan complicaciones. Que la cosa no funcione a la primera no tiene nada de extraño.
Ellas arriba
Si te consideras un caballero, sé cortes y no permitas que la dama cargue con todo el peso de vuestros pecados. Permite que se ponga encima, no solo porque ellas suelen ser más ligeras, sino porque se evita así la desagradable situación de pellizcar su pelo con tus rodillas, sobre todo si tu pareja presume de una larga melena.
Con la mujer arriba, el mando cae de su parte. Se permite de este modo que ella controle el ritmo, la velocidad, el ángulo y la profundidad del contacto oral. Recuerda también que el 69 se puede probar de lado, una variante muy indicada para un encuentro de larga duración en el que los muslos del amante pueden jugar las veces de una cómoda y cálida almohada.