Posturas para equilibristas

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En el riesgo está la diversión y en la variedad el gusto. En hm queremos que experimentes las posturas más extremas del kamasutra, en las que el equilibrio juega un papel fundamental.

Quizá la comodidad no sea su punto fuerte, pero el experimentar nuevos ángulos de penetración y, sobre todo, el nivel de excitación que provocan, de buen seguro conseguirán que las repitas. Aviso para navegantes: No son aptas para torpes.

  • La vela. Ella, acostada boca arriba, levanta las piernas y las caderas del suelo, aguantándose con los brazos sobre el colchón. Sus piernas deberán recaer sobre tus hombros, pues tú te encuentras arrodillado frente a ella. La dificultad para que ella pueda aguantar la postura es máxima, así que tu misión es sujetarla bien por los muslos y penetrarla sin que caiga a la primera de cambio. Aunque no sea una posición para practicar durante mucho tiempo, a ella le encantará, por aquello de que la sangre se sube a la cabeza.
  • El puente de madera. Si la flexibilidad no es tu fuerte mejor que lo dejes estar, porque la gracia está en que tienes que hacer el puente. Sí, aquello que nos mandaban hacer en Educación Física, lo de la flexión de la espalda hacia atrás. Una vez ya estás listo, ella ha de intentar sentarse (despacito y con cuidado) encima de ti. Obviamente, sus movimientos deberán ser suaves y para nada bruscos, o acabaréis en el suelo ipso facto.
  • La gran carretilla. Aunque sea una postura más bien famosa, la verdad es que requiere de cierta habilidad y equilibrio. Ella, tumbada boca abajo y con las piernas abiertas, apoya los antebrazos en la cama, mientras tú la coges por los muslos para penetrarla por detrás. Tú serás el que lleve el ritmo, pues su margen de movimiento es prácticamente nulo.
  • El pino indio. Ésta es una pequeña variante de la carretilla: en vez de apoyarse sobre los codos, ella tiene que hacerlo sobre las palmas de la mano, como si estuviera haciendo el pino. Tras levantarle la pelvis y llevarla hacia la tuya, entrecruza sus piernas con tus brazos para una sujeción firme. El ángulo de penetración también cambia, al ser la postura más vertical.
  • La V erótica. Ella se sienta en el borde de una mesa frente a ti, que estás de pie. Empezará cogiéndote del cuello, para así poder levantar sus piernas y elevarlas sobre tus hombros, de manera que su cuerpo quede en forma de «V». Rodea su cintura con tus brazos o cógela de las caderas para tenerla bien sujeta y poder penetrarla mejor.

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