Las 3 posturas del guerrero de Yoga: historia, técnica y beneficios

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La más complicada de las tres, al realizarse sobre una sola pierna. Para llevarla a cabo partimos desde la posición de pie y nos inclinamos hacia delante, colocando las manos sobre el muslo derecho. Desde ahí, damos un gran paso con nuestra pierna izquierda hacia atrás y levantamos los brazos, manteniéndolos paralelos entre ellos y también paralelos al suelo, a la altura de nuestras orejas. Finalmente, levantamos el pie izquierdo del suelo y elevamos la pierna izquierda hasta que quede en línea con nuestra espalda.

En esta postura de equilibrio toda nuestra musculatura se encuentra activada para poder mantener la posición. Es importante que presionemos con el talón derecho sobre el suelo y que elonguemos nuestra espalda (como si un hilo tirara de nuestra cabeza hacia delante y de nuestra cadera hacia atrás), activando la musculatura interna del abdomen, para mantener el equilibrio.

Esta asana, además, mejora nuestra coordinación, fortalece nuestra musculatura y nos ayuda a mejorar nuestra postura en general, alineándonos correctamente.

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