Con el rey Daksha ya muerto y el guerrero Virabhadra reintegrado dentro de Shiva, este se da cuenta de lo que ha sucedido: siente pena en lugar de ira y decide revivirlo poniéndole una cabeza de chivo.
Esta historia representa la lucha interior contra el ego y la ignorancia.
Postura del guerrero I
Desde la posición de pie (Tadasana), tomamos aire y damos un paso largo hacia la izquierda de modo que nuestras piernas quedan separadas a una distancia aproximada de un metro. Giramos nuestro pie izquierdo (el que hemos movido) 90 grados, movemos el derecho ligeramente (unos 45 grados) y giramos también nuestro tronco para que las caderas y el pie queden en línea. Desde ahí, flexionamos la rodilla izquierda y subimos los brazos paralelos hacia el techo (hasta que lleguen a la altura de las orejas) y mantenemos la cabeza erguida.
La postura del guerrero I nos ayuda a mejorar la movilidad de la cadera, a mantener las piernas y glúteos activados y mejora nuestro equilibrio.