Postres para tus abdominales

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“Lo mejor para el final”. A menudo así es como expresamos lo que significa el postre para muchos de nosotros. Este pequeño manjar, delicioso en la mayoría de los casos, puede convertirse en un gran aliado si conocemos algunos de sus secretos.

El postre debe ser la culminación de una alimentación equilibrada. Es la oportunidad perfecta para introducir una pieza de fruta o una ración de lácteo desnatado.

Apenas 100 calorías previstas de una calidad nutricional excepcional merecen ser consumidas. No te saltes el postre, pues éste le dará la pincelada final a la comida principal, y tu cerebro sabrá que el acto de comer acabó.

No renuncies a frutas por rumores y leyendas populares. Dale protagonismo al plátano en tus  postres. No le destierres por la excesiva y divulgada creencia de que engorda pues apenas tiene 50 calorías más que una manzana.

Tampoco te dejes inundar por los beneficios mágicos que señalan de algunas otros productos. El secreto de la salud está en  la variedad, déjate guiar por tus gustos, prueba sabores diferentes y opta por productos de temporada.

 Postre para el deportista.

Si haces deporte con regularidad la mejor forma de dar energía de calidad a tus músculos es saber combinar algunos alimentos.

Mezcla yogures desnatados de sabores con cereales, avena, germen de trigo o fruta. Esa explosión de sabores está cargada de un entrelazado perfecto de carbohidratos y proteínas y una cantidad extra de vitaminas y minerales. Si sufres de estreñimiento opta por la avena o cereales integrales, y si tienes la piel seca, uñas quebradizas o de vez en cuando tienes calambres elige el germen de trigo o la fruta como condimento al yogur.

Otra opción para deportistas es la gelatina. La presencia de colágeno y aminoácidos esenciales la sitúan en una posición muy favorable para prevenir lesiones, estimular la recuperación o incluso mejorar el rendimiento deportivo.

Postre para el goloso

Suele ser bastante popular la necesidad de introducir algo dulce una vez acabado de comer. Aunque reconocemos no tener hambre, a menudo nos envuelve esa extraña sensación del deseo de acompañar el café con un par de pastas, o de comer alguna que otra onza de chocolate sentados en el sofá, o avasallar la caja de galletas.

Te alegrará conocer que la mejor opción para introducir algo dulce es en el postre. La ingesta previa de comida de absorción más lenta hace que tu delicatesen se mezcle en el bolo alimenticio y no se absorba como azúcar rápido.

Aunque engordar engorda lo mismo, las probabilidades de sufrir de hiperglucemia o insulinorresistencia se reducen.

Una barrita de cereales de menos de 100 calorías por unidad (la mayoría) o un par de onzas de chocolate negro pueden ser de las mejores alternativas y las más nutritivas para los mas golosos.

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