Normalmente abandonadas, excitarlas adecuadamente puede llevar a que la mujer se estremezca y sienta un cosquilleo nuevo. Al no tratarse de zonas íntimas, se pueden acariciar en cualquier momento sin que resulte llamativo –eso es, también en público mientras se cena o se toma una copa– “ayudando a crear una complicidad y un juego erótico que tendrá su culmen después”, recomiendan en el artículo.
4. Los pies
En las plantas de los pies hay miles de terminaciones nerviosas por lo que masajearlos adecuadamente puede, además de relajar y dar placer, activar otras muchas partes del cuerpo.
Nunca caricias demasiado suaves, lo mejor es calentar la zona agarrando los pies con las dos manos y utilizando las yemas para activar la planta. Una vez haya quedado claro que no la estás haciendo cosquillas –no vayas a llevarte una patada como acto reflejo– continua masajeando el tobillo y el talón en pequeñas rotaciones.