Pero al contrario de la improvisación, todo emprendedor debe partir de una idea clara y realizable. El proyecto de trabajo propio que, quizá le mantuvo algunas noches en vela, debe sustentarse en un programa de acción y puesta en marcha sin cabos sueltos.
Sin duda, durante este difícil proceso de planificación y puesta en marcha, los emprendedores tendrán momentos de incertidumbre, inseguridad, y hasta miedo, pero si reúnen el perfil de personalidad del emprendedor de éxito, podrán superarlo en un corto período de tiempo. La lucidez, la perseverancia, el espíritu positivo y la creatividad, se impondrán sobre lo anterior.
Ya lo había dicho con gran maestría el filósofo y escritor romano Lucio Séneca: ““No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas”.