Ni A ni B, abedecedario
Como explican en ‘Men’s Health‘, el prejuicio viene en gran parte de Freud, autor de muchos de los lugares comunes sobre sexo que seguimos manejando aunque no tengan demasiada base científica.
Últimamente la tendencia ha sido la contraria (y que, ahora veremos, también es equivocada): poner todo el acento en el clítoris, quitándole importancia a la penetración y en ocasiones hasta viéndola como un obstáculo para el verdadero placer de la mujer. La libertad sexual está, según muchas autoras de varias décadas para acá, directamente relacionada con la conquista del clítoris y con la liberación respecto del pene, algo lógico para las que descubrieron el sexo junto a hombres inexpertos, pero no muy útil para las que, tras aprender lo básico solas, empezaron a disfrutar de verdad gracias a relaciones heterosexuales.
La autora está convencida de que no tiene sentido seguir diferenciando el orgasmo clitoriano del vaginal: «Hemos estado haciendo la pregunta equivocada»