Para conseguir el final feliz, debe haber una sincronía entre relajación y excitación, sistemas parasimpático y simpático. “Cuando nos relajamos, conseguimos una erección. Aunque la sensación sea de excitación, el cuerpo debe estar relajado. Una vez que el parasimpático actúa y trae consigo esa erección, necesito que el simpático actúe. Es el que va a provocar que yo eyacule. Si hay un error del equilibrio de esos dos sistemas, que son como contradictorios, no voy a conseguir eyacular. Para que eso pase, tengo que tener el parasimpático muy relajado y que conecte con las sensaciones físicas”, simplifica.
‘Stop’ ansiedad
Sergio Fosela, coach y terapeuta sexual y de pareja, añade que la ansiedad obstaculiza el orgasmo. “La sociedad actual exige al hombre ser un gran amante, que dure más en la cama porque la mujer tarda más en llegar al orgasmo. Esa ansiedad por aguantar, por durar, provoca que el hombre empiece a insensibilizarse. Insensibiliza su pene. Esa concentración por aguantar hace que pierda su conexión con tu zona genital, que deje de sentirla y, al final puede llegar a no sentir el orgasmo, a no llegar a él”, detalla.
“La sociedad actual exige al hombre ser un gran amante, que dure más en la cama porque la mujer tarda más en llegar al orgasmo. Esa ansiedad por aguantar hace que empiece a insensibilizarse»-Sergio Fosela, terapeuta sexual y de pareja
¿A partir de cuánto tiempo puede considerarse un problema? Responde que hay especialistas que lo cuantifican en a partir de los 20 minutos y que otros, como él, opinan que, si para ninguno de los dos es un obstáculo y disfrutan de que haya penetración continua durante más de 30 minutos, no hay que preocuparse. “Es problema si te provoca una frustración y apatía”, recalca. El dejarse llevar, el saber que no pasa nada cuando estás con una persona haciendo el amor y que tardes lo que tardes va a estar bien, relaja y activa el sistema parasimpático, que es el que propicia el orgasmo.
Concentrarse en las sensaciones
Respecto a soluciones, Bustamante aconseja detectar el origen. Si la dificultad deriva de un problema neurológico, hay que trabajarlo desde el punto de vista neurológico. Si es psicológico, hay que conectar con las sensaciones. Aprender estrategias para conectar con lo que se siente, con el placer. “En el momento en el que hagas eso, el centro de atención sobre el miedo a no eyacular desaparece o pierda fuerza”, afirma. “El reflejo orgásmico es un reflejo. Aparece como consecuencia. Yo no busco el orgasmo, sino que el orgasmo me encuentra a mí”.