Los niños ateos son más generosos

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Los investigadores entonces investigaron esta «sensibilidad» con pruebas prácticas, mostrando a los niños videos de pequeña «violencia» diaria, con escenas de compañeros que se pelean, se empujan —intencionalmente o no— y pidiéndoles que evaluaran el nivel de maldad y el castigo que debería imponerse al «culpable». Los pequeños creyentes eran más firmes que los ateos a la hora de elegir castigos más duros. Y los musulmanes lo eran de especial manera.

El otro aspecto analizado por el estudio fue el de la generosidad. La prueba fue muy simple, basada en el «juego del dictador». A cada uno de los niños se les hizo elegir 10 cromos entre 30 que había, afirmando que no había tiempo para distriburlas a todos los demás.

Luego, los investigadores les preguntaron si estarían dispuestos a entregar algún cromo a los compañeros menos afortunados. Un primer dato interesante fue que el número de cromos regalados aumentaba con la edad. El otro era que los pequeños ateos eran los más generosos. Los más creyentes, independientemente de su ubicación geográfica, eran los que menos querían regalar sus cromos.

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