La investigación no solo «consiguió demostrar» que las mujeres que practican sexo oral renacían como el ave Fénix, también que mejoraba su actitud mental y les ayudaba a conciliar el sueño.
Entonces… ¿Qué diferencia podemos extraer de este estudio con todos los que demuestran el poder sanador físico y mental del sexo en los seres humanos? La clave radica en el semen. Según este ensayo, el semen posee antidepresivos naturales como la serotonina, capaces de trasmitir sensación de calma y bienestar y por otra parte cortisol, una hormona que activa la energía de las personas. Además, la mayoría de las mujeres, al acabar el ensayo, se vieron potencialmente más atractivas.
Aún así, algo cojea en este estudio… ¡Se olvidaron examinar los resultados en la otra parte de la muestra!. Los hombres que se presentaron voluntarios y que seguro que no lo hicieron obligados, quedaron relegados a un segundo plano sin que nadie tuviera en cuenta cómo había afectado en ellos esta investigación «tan enrevesada».