Desde el punto de vista evolutivo y biológico, la sexualidad humana está programada para ser breve y explosiva, todo con tal de cumplir la función reproductiva, razón de ser de la penetración en el reino animal. El desarrollo de la consciencia humana impide que tal actividad se reduzca al espectro de la reproducción y es ahí donde los humanos pueden experimentar todo cuanto deseen con su sexualidad.
Evadir el coitocentrismo es una obligación en cada hombre y mujer. Existen tantos gustos como personas que practican el sexo y a partir del autoconocimiento y de su pareja sexual, pueden llegar al orgasmo una y otra vez en sesiones breves pero intensas, que no requieren de horas de penetración sin más. Dejarse llevar por el momento, la experimentación y creatividad es un imperativo para una práctica sexual más libre, informada, responsable y sobre todo, placentera.
Fuente: Cultura Colectiva