Claro que el sexo oral tampoco tiene una técnica concreta y habrá que basarse en el acierto y error hasta dar con la receta. Kerner, sin embargo, trata de dar pistas comparando el cunnilingus con el Tai Chi afirmando que “la quietud, el equilibrio, la presión y la resistencia son algunas de las claves para practicarlo”.
Variaciones e interrupciones adecuadas
Acabemos con el mito: los encuentros sexuales eternos, en los que la eyaculación masculina parece no llegar nunca y los músculos comienzan a contracturarse de tanto cambio de postura, no son aptos para todos los públicos. Sin embargo, aunque no batamos récords históricos en horas de penetración, para alargar e intensificar los orgasmos femeninos es más que pertinente montar una sesión diferente a las habituales y llena de variaciones que supongan un cambio radical de toma.
Un ‘coitus interruptus‘ no tiene por qué ser negativo, al menos si no es por causas desagradables como una eyaculación precoz –o peor, ausencia de erección– o que algo o alguien ajeno suspenda la escena de sopetón. Puede ser realmente satisfactorio si lo que se busca es llevar a la persona al límite y frenarla en seco para cambiar de postura o comenzar a excitar alguna zona erógena distinta, centrarnos un poco de clítoris, buscar el recóndito punto G, algo de sexo oral… Las opciones, aunque no infinitas, son de lo más variadas. ¿El resultado? Cuando dejemos que llegue al orgasmo sin variaciones, tendrá tal cúmulo de sensaciones que seguro superará los 60 segundos.