Si cada vez que pensamos en sexo pensamos exclusivamente en lo físico, es decir, en penetración y en genitales, el rendimiento baja
Sirviéndose de una muestra de quinientas mujeres con edades comprendidas entre los cuarenta y los setenta y cinco años, las conclusiones que se desprenden indican que para las generaciones de mediana e incluso de avanzada edad, la actividad sexual sigue jugando un papel fundamental en su calidad de vida.
Yendo más allá, se plantea a veces el debate de si estas las mujeres se divierten ahora más en la cama que en sus etapas de adolescencia y de juventud. David Marcos, psicólogo y sexólogo de Terapia Lugas, explica: “Si cada vez que pensamos en sexo pensamos exclusivamente en lo físico, es decir, en penetración y en genitales, el rendimiento baja, lógicamente, con los años tanto en hombres como en mujeres. El deseo, sin embargo, está muy condicionado por la cultura, por la educación, por la familia… ese deseo puede ampliarse, y en el mundo femeninose vive además de una manera muy intensa, permitiendo dirigirlo, con la edad, hacia lugares donde no había ido hasta entonces”.
Más sabias, más seguras y más libres
A pesar de los achaques que afectan a las mujeres de este segmento de la población, como el dolor provocado por la penetración debido a la sequedad vaginal o el deterioro de la forma física, el placer en sus relaciones se traslada hacia factores psicológicos que tienen que ver con la confianza y la comunicación.
Si bien tener más años no significa necesariamente ser más maduro, el autoconocimiento y la habilidad para tratar con la pareja necesidades, intereses y deseos suelen verse incrementados con el paso del tiempo. Tampoco hay que dejar de lado que la libertad y la creatividad se desarrollan con la experiencia y son buenísimas herramientas, tanto para parejas establecidas desde hace tiempo como para las que se forman ya en edad avanzada. Se crea con ello una sabiduría sexual que se traduce en seguridad, lo que permite a las mujeres afrontar con menos miedos los problemas que aparecen en la cama, demostrando además menos recelos para servirse de ayudas que traen a su vez nuevas sensaciones en sus relaciones, como los lubricantes o los vibradores.