Con la edad, ellas se liberan de ciertas cargas, lo que les permite explorar y ampliar las posibilidades de su deseo.
Cuando toca hablar de relaciones en la madurez o en la vejez parece que hubiéramos vuelto a épocas pretéritas y el sexo se hubiese convertido otra vez más en un tema tabú. Libros, programas de televisión y artículos de prensa e Internet tienden a enfocar los contenidos sobre el sexo como si estuvieran siempre destinados a un público joven, o por lo menos en el rango de los treinta, lo que contrasta con el imparable envejecimiento de la población que se está viviendo en países como el nuestro.
El argumento se vuelve todavía más sensible cuando el foco se dirige hacia la sexualidad femenina a partir de la menopausia. Si la representación que tenemos de los hombres maduros puede ser incluso positiva, y se acepta que en la vida de un varón entrado en años las relaciones sexuales sigan siendo un factor relevante, la fórmula: “mujer de 50 o 60 que demuestra deseo = ‘cougar’”, continúa, por desgracia, presente como prejuicio.
El envejecimiento no condiciona tanto el deseo
Parece como si la pérdida de la capacidad reproductiva de la mujer tuviera que conllevar una disminución en el interés por el sexo, ¿pero es esto cierto, o acaso la sexualidad femenina se transforma con la edad? Un estudio publicado por la University Hospitals Cleveland Medical Center viene a arrojar algo de luz sobre esta pregunta.