Aversión a la pérdida
Según un estudio realizado por la Universidad de Pensilvania (EEUU), liderado por el profesor Mitesh Patel, la respuesta es mucho más prosaica de lo que algunos seguramente esperaban. Y es que los investigadores sostienen que la motivación más eficaz de todas es la económica. Así se desprende de la realización de un experimento en el que los participantes debían cumplir con un objetivo: caminar 7.000 pasos cada día durante seis meses. A algunos de ellos, cada vez que alcanzaban la meta se les recompensaba económicamente con 1,40 dólares (1,32 euros), mientras que si no lo conseguían, perdían la misma cantidad. Transcurrido el período de observación, detectaron que aquellos que podían perder su dinero cumplían con el reto diario un 50% más que los que no tenían esta presión.
Según Patel, nuestro cerebro está cableado para evitar la pérdida a toda costa; es lo que él denomina loss aversion (“aversión a la pérdida”), y es, en definitiva, lo que para el investigador constituye el verdadero catalizador para la práctica asidua y constante de ejercicio físico.