Es fundamental considerar que la meditación afecta siete aspectos principales: cognitivo, perceptivo, afectivo (es decir, emociones y estados de ánimo), somático (relacionado con el cuerpo), conativo (es decir, motivación o voluntad), sentido del yo y social. Por ello, las personas que la practican pueden experimentar una variedad de reacciones, tanto positivas como negativas.
Si bien la naturaleza introspectiva de la meditación tiene como objetivo plantear pensamientos difíciles (como sucede con las personas que vuelven a experimentar recuerdos traumáticos) y ciertamente pretende ser un desafío, muchos creen que automáticamente cosecharán los beneficios de inmediato.
Pero la práctica no es tan simple como sentarse, cerrar los ojos y dejar fluir el buen rollo: tu estado mental, tu maestro o guía e incluso tu ubicación física pueden marcar la diferencia.
Una experiencia positiva y deseable en una situación puede convertirse en una carga entre una persona y otra.