Miedo a la soledad

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El despecho mal disfrazado puede ser peligroso. Yo misma lo descubrí cuando ‘curé mi soledad’ con auténticos personajes. Evitaba tanto los vínculos emocionales que me olvidé del auténtico feeling. En su lugar, una especie de vacío se alimentaba de besos con demasiada saliva, alcohol, eyaculaciones precoces y de carne muerta.

Supongo que eso es lo que pasa cuando has compartido mucho tiempo con alguien y de repente, estás sólo tú.  Ese miedo a la soledad es normal, pero asusta especialmente cuando empiezas a tener citas con veteranos del club single.

Conocí a Pedro hará cosa de un mes, una noche en la que salimos de fiesta con un amigo en común. Desde que me vio, me tuvo en el punto de mira, adulándome y repitiéndome lo maravillosa que era. En sí, el chico no me decía nada, sin embargo, unas cuantas copas de más y la necesidad de atención hicieron que cayera como una boba. La verdad es que el chico me sorprendió muy gratamente con su habilidad con la lengua y acepté quedar más veces con él.

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