“Como humanos que somos, el sesgo de interés forma parte de cómo pensamos y nos comportamos”, explica Assari. “Este puede ser descrito como la tendencia del individuo a atribuir características positivas a sus propios comportamientos y negativos a los de los demás y a los factores externos”. En otras palabras, mentimos para protegernos tanto de los ataques de los demás como de nuestras inseguridades no encajar en lo normativo.
¿Y cuál es exactamente la regla? No hace falta ser un lince para descubrirlo, pero el investigador lo sintetiza con dos palabras: “fardones” (“swagger”) y “reservadas” (“secretive”). En otras palabras, las mujeres admiten menos relaciones antes del matrimonio que los hombres, porque “la sociedad espera que los hombres tengan más parejas, y las mujeres menos”. El signo de un prejuicio sobre lo sexual en el que la promiscuidad femenina es inaceptable y la del hombre deseable; los términso se invierten respecto a la abstinencia sexual.