¿Por qué el mejor sexo que puedes tener es el de después de entrenar?

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El informe reveló que aquellos hombres que practicaban ejercicio de forma más frecuente (tanto 3,5 horas de ejercicio moderado a la semana como 6 horas de ligero por semana) tenían mejores puntuaciones en su función sexual con independencia de la raza, en comparación con los que tenían una actividad física casi nula.

«Este estudio es el primero en relacionar los beneficios del ejercicio en relación a la mejora de la función eréctil y la función sexual en un grupo racialmente diverso de pacientes”, explica Adriana Vidal, directora del estudio. “Cuando se trata de deporte, no hay una talla única para todos. Sin embargo, estamos seguros de que incluso un cierto grado de ejercicio, aunque menos intenso, es mejor que no hacer nada en absoluto”, aclara Stephen Freedland, coautor del estudio.

Brahmbhatt añade que realizar ejercicio aumenta el flujo sanguíneo de todo el cuerpo: «La sangre fluye a un ritmo mayor por lo que podrás tener una erección más fuerte aunque esto puede provocar también que se alcance el orgasmo un poco antes de lo habitual. El mejor momento para aprovechar estos beneficios es tras haber pasado de 15 a 60 minutos después del entrenamiento: es cuando tu sangre estará fluyendo hacia todos tus órganos vitales y músculos».

Quema más calorías

Tener sexo es algo parecido a hacer cardio. Está claro (siendo honestos) que no es un sustituto del entrenamiento porque simplemente no quema tantas calorías. Pero si quieres quitarte alguna adicional o simplemente quieres terminar de convencerte de que es mejor practicarlo tras haber hecho deporte, el doctor asegura que se queman entre 2 y 4 calorías adicionales por minuto¿Cuántas crees que eres capaz de perder?

Ella se siente más atraída

Hay numerosos estudios sobre las feromonas –sustancias presentes en el olor corporal (en el sudor), sobre todo en el de los hombres– que llevan a pensar que el instinto animal desempeña un papel mucho más importante. La neuróloga Denise Chen y su equipo de la Universidad Rice de Houston realizaron un experimento con hombres heterosexuales. Todos sustituyeron el desodorante por unos parches. Un grupo vio porno; otro no. Varias mujeres los olieron después: algunas áreas de sus cerebros se activaron, pero solo en el caso de los parches usados por los hombres excitados.

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