Como si se tratase de una trampa del destino, los cuatro se encuentran en la víspera de Año Nuevo en la azotea de un rascacielos londinense con la misma intención: saltar al vacío. En esta instancia del film hay que pedirle al espectador que omita las valoraciones sobre el realismo de la situación que desencadena la historia
En clave de ficción, es el momento más idóneo para que, superada la hostilidad de la primera impresión, los cuatro suicidas se den una oportunidad, por lo menos para postergar la tan aciaga decisión. Pero es inevitable que la consciencia de cada uno busque hurgar los motivos que tienen los demás para llegar a la misma.
A partir de este casual encuentro inicial, la película empieza a desgranar los trastornos existenciales de cada uno y la “amistad por defecto” que se va forjando entre todos los personajes, una amistad que, aún con incompatibilidades y conflictos, les permitirá ver una luz en el oscuro túnel.