El interés por encontrar un canon que permita establecer unas medidas perfectas para representar el cuerpo humano es un tema que preocupa al hombre desde la antigüedad.
Los egipcios tomaron como unidad de medida el puño de la mano para representar la figura humana. De este modo, una representación perfecta del cuerpo humano debía tener 18 puños de alto. También se medía en puños la distancia idónea que debía haber entre los hombros y, aplicando esta regla, entre cualquier otra parte del cuerpo.
Será en la Grecia clásica donde aparezca el canon de representación del cuerpo humano que más influencia ha tenido en la cultura occidental. Se trata de un estudio de simetría realizado en el siglo V a.C. por el escultor Polícleto en su obra técnica El Kanon.
Las medidas perfectas
El canon que presenta Polícleto tiene como unidad de medida la cabeza del hombre. Una representación perfecta del cuerpo humano debe tener siete cabezas de alto. Al igual que ocurría con el puño de los egipcios, la cabeza es también la unidad de medida utilizada para establecer la distancia perfecta entre los hombros, y entre cualquier otra parte del cuerpo.