«Tienes unos ojos muy bonitos, ¿me vas a decir tu nombre ya?», han sido sus primeras palabras para conmigo. Había fantaseado mil veces con su voz, pero creo que la de verdad era aún más sexy de lo que había imaginado. Nuestra charla de cinco minutos ha sido interrumpida por el anuncio de mi parada, pero me ha dado tiempo de darle el móvil y conseguir una cena para esta noche. Hoy, no es un día como otro cualquiera, porque tengo una cita con mi pequeño enamoramiento del metro.