Cuando ya tengas la parte superior controlada, céntrate en la inferior. Masajea su trasero y sus piernas, pasando 2 ó 3 minutos en cada zona. Prueba a ejercer diferentes niveles de presión, y pregúntale cómo le gusta más. Recuerda frotarte un poco las manos después de aplicarte el aceite, para que no lo sienta frío y pueda romperse el clima.
Entonces es el instante perfecto para que la relajación pase a convertirse en excitación. Siempre manteniendo los ojos cerrados, susúrrale al oído que se gire lentamente. Recorre entonces su cuerpo con tus manos, masajeándole suavemente el pecho, los brazos, el abdomen y las piernas.
Su cuerpo ya está preparado para la acción. Puedes empezar a subir por sus ingles y toda su área vaginal, para empezar a tocarla de verdad. Que llegue al orgasmo será más fácil que nunca.