La pasarela de Milán nos dejó dos grandes sorpresas de la mano de Prada y Versace. La sobriedad pareció apoderarse de sus directoras creativas (Miuccia y Donatella, respectivamente) y presentaron dos colecciones en las que cambiaron completamente lo que han estado haciendo durante las últimas temporadas. La de Prada fue minimalista a más no poder, con la gran mayoría de looks en riguroso negro brillante de pies a cabeza. Por su parte, Versace pasó de los colores llamativos de siempre a tonos neutros y apagados, con el fin crear un hombre nuevo fuera de los estampados y los excesos típicos de la casa.
Si hubo una tendencia que se repitió en muchos de los desfiles fue la utilización de materiales ultrasuaves, como el ante, el terciopelo o suntuosas pieles. Los trajes de Etro son una muestra, pero también los visones de Roberto Cavalli o los abrigos peluche de Fendi. Lo de pasar frío ya no se lleva.