Los hábitos de vida influyen de forma directa en la calidad del ADN de los espermatozoides de un hombre. Uno de esos hábitos es la falta de frecuencia sexual. ¿Solución? Más sexo.
Según el ginecólogo Isidoro Bruna, los largos períodos de abstinencia pueden ser perjudiciales: «Cuanto más tiempo estén los espermatozoides en el epidídimo testicular, mayor es el estrés oxidativo al que están sometidos». De modo que cuanto más eyacule un hombre, más espabilados estarán sus espermatozoides.
De todos modos, cuando se busca la paternidad, numerosos estudios revelan que lo idóneo es un corto período de abstinencia —entre tres y cinco días— seguido del coito diario, durante los días de ovulación de la mujer. Así se logra maximizar el número de espermatozoides y optimizar la concepción.
Hábitos perjudiciales más allá de la falta de frecuencia sexual
La vida sedentaria, la obesidad y los hábitos tóxicos como el tabaco o el alcohol son muy nocivos para la producción de espermatozoides con buena capacidad fecundante. De modo que llevar una vida saludable manteniendo una buena alimentaicón y realizando ejercicio a la vez que se prescinde de los excesos es clave.