Existen grupos –la Iglesia es uno de ellos– que no entienden la motivación sexual y, empecinados a tener los ideales de siglos anteriores, atacan lo que a su perspectiva rebasa la línea, no permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo o que puedan adoptar y formar una familia, dos de los escaños más altos que pretende alcanzar cualquier persona en el planeta, algo que ni siquiera tiene que ver con el sexo, sino con el placer de realizar un sueño de vida.
Si bien la práctica del Marqués de Sade lo llevó al extremo de brindar una afrodisiaco peligroso, el cual causó muchas muertes por envenenamiento en una de sus tantas orgías, cabe resaltar que era una droga a la que muchos en la sociedad francesa burguesa accedían y de hecho estaba de moda. Aún así fue encarcelado y juzgado de por vida, merecido o no, sus obras hablan más de él que sus propios actos. El ideal que imprimía es ahora un hito para las personas que en algún momento se han sentido excluidas por sus preferencias sexuales, habrá que cuestionar a las nuevas exigencias del mundo qué vale más, una libertad a medias o la posibilidad de practicar y hacer lo que te plazca, pues al final todo acto define un rasgo de la mera existencia humana y el derecho a vivir como queramos.