El Marqués de Sade y la homosexualidad como parte de la existencia humana

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Quitarse esos bloques es difícil, el autor de Julieta tuvo que vivir el exilio manteniéndose en la cárcel –donde escribió todas sus obras– hasta que llegó la Revolución Francesa y siempre lo tildaron de anormal. Hoy se ha convertido en una lectura obligada, pues es un símbolo para todos los que alguna vez han sufrido el acoso de sus ideales en cuanto a liberación sexual. Sin llegar al grado de alcanzar el dolor físico como motor del placer, personas homosexuales, lesbianas, transexuales, transgénero, travestis y sobre todo queers han obtenido en la literatura erótica el factor de normalidad en un mundo que puede juzgarte todo el tiempo, durante toda la vida. 

En todo caso, siempre ha existido la fascinación por menospreciar y ver lo que está en falta, es decir, el morbo. El motor principal de las sociedades tradicionalistas ha causado que observar lo que al otro le falla, carece, explota o exagera es y será motivo para efectuar un discurso excluyente. Países como México se prestan mucho a este tipo de posturas, ya que existen sectores de la población que conservan un paradigma que no los deja experimentar las sensaciones más humanas –incluidas el sexo–, entonces, ¿para qué enjuiciar actos sin ni siquiera haberlos comprendido?

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