Una opción ideal, sobre todo para el pollo, es el Sauvignon Blanc o el Pinot Grigio. También puedes usar vino tinto, pero de los más ligeros, como el Merlot, Pinot Noir o Barbera. En el caso de que la carne sea ahumada, como puede ser el pavo, o que se haya cocinado con una salsa agridulce o especias fuertes, lo recomendable es un vino que resalte la acidez, como el Riesling.
Si la salsa con que se preparó la carne tiene comino y pimentón, lo ideal es un Zinfandel o algunos Sauvignon Blancs. Si se trata de un pollo relleno, sobre todo si el relleno es picante, debes elegir un Viognier. Para un pollo asado con patatas, limón y espárragos, lo ideal es un vino de Sancerre o de Burdeos.
Para estos casos, tu opción es un vino refrescante con un toque de frutas y cítricos, como la Gewurztraminer Riesling. Para el pollo Tetrazinni, busca un Pinot Grigio o Chianti. Si se trata de sopa asiática de pollo, debe ser un vino de Riesling.
4. Otras carnes blancas
Además del pescado y las aves, carne como la de conejo, cordero (cuando es joven) y algunas partes del cerdo (como el lomo), también son consideradas carnes blancas. La cualidad de estas es que son bajas en grasa y de alto contenido proteico, aunque en cuestión de sabor, tienen más la carne roja.