Si el otro está esperando un viaje más cuadriculado, con paradas y destino conocidos de antemano, quizá convenga hablarlo, pero hazlo mejor cuando te sientas tranquilo y con ganas de intimidad -y no cuando tengas frustración acumulada- porque se trata de un asunto delicado que puede degenerar en conflicto.
2. Redefine ‘sexo’
Relacionado con lo anterior, te sugerimos que pienses en el sexo como todo aquello que te une físicamente a tu pareja, creando ese lazo invisible que lo hace funcionar. Una llamada inesperada desde el trabajo, un beso de buenos días, una conversación íntima, un masaje en los pies o un buen rato de sexo oral en el sofá.
Ponerse en ‘modo sexo’ solo al llegar a la cama puede funcionar cuando todo lo demás va bien, cuando estamos al cien por cien de fuerza y acaba de llegar la primavera. Si siempre estás cansado para hacerlo y te preocupa, intenta pensar más en todo lo que rodea a las situaciones deseables que en esos siete-diez minutos que a veces llamamos sexo cuando son más bien apareamiento.