6 malos hábitos a evitar cuando entrenamos en el gimnasio

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No “dar el cante”. Con esto nos referimos, simplemente, a los gritos que solemos escuchar entre algunos apasionados del entrenamiento duro. Es completamente razonable soltar algún grito de esfuerzo si estamos haciendo la última repetición con el máximo peso que podemos mover, pero no es de recibo emitir sonidos guturales a cada movimiento que hacemos con la intención de llamar la atención del resto, ya que podemos desconcentrarles o incluso hacerles reír.

Hablar en medio de una serie. Al gimnasio se va a entrenar, aunque muchas veces haya gente que nos caiga bien y con la que podamos compartir pequeños momentos de charla. Jamás te pongas a hablar a alguien en medio de un ejercicio, ya que estará poniendo toda su concentración en el ejercicio y es de mala educación. Espera a que termine y después le consultas lo que sea menester.

Los discos y las barras, a su sitio. No es justo que, si una persona está fuerte y es capaz de añadir muchos discos a la máquina que esté usando, no sea capaz de moverlos después a su sitio original, más que nada porque después quizá llegue alguien más “novato” que no tira tanto peso y tenga que ser el pobre muchacho el que desmonte todos los discos o mover las pesas a su sitio. Tampoco es trabajo de los entrenadores del gimnasio, así que ponte las pilas y descarga las máquinas.

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