No solo pasamos mucho tiempo sentados, sino que además nos sentamos mal. Puede que los primeros cinco o diez minutos sí que seamos conscientes de nuestra postura: intentamos apoyar la espalda en el respaldo de la silla, mantenernos erguidos, apoyar los pies en el suelo… Pero al poco rato nos vamos «escurriendo» por la silla, nos tumbamos en el sofá o acabamos con posturas de contorsionista delante del ordenador.
Ser conscientes de nuestra postura mientras estamos concentrados trabajando o haciendo otras cosas no es sencillo: por eso es importante que nos lo recordemos cada poco tiempo. Muchas de las pulseras cuantificadoras te dan un aviso para que te levantes de la silla: no es solo para que te muevas, también es para que seas más consciente de tu postura cuando te vuelvas a sentar.
«Yo no como nada antes ni después de entrenar, que así adelgazo»
Siempre que hablamos de dieta nos fijamos mucho en ciertas comidas del día como el desayuno o la cena, cuando es posible que las ingestas más importantes para una persona que hace deporte sean el pre y el post-entrenamiento.