Los que apuestan por las cuatro ruedas de propulsión híbrida, saben que no sacrificarán ni autonomía, ni potencia, ni placidez al conducir. Debido a esto, los coches híbridos están demostrando que pueden competir con asombrosa solvencia frente a los coches térmicos, en lo que a gustos del público se refiere.
El hecho de mejorar significativamente las prestaciones de consumo y de emisiones de los vehículos de motor térmico, pero manteniendo las ventajas nombradas anteriormente, no es un detalle menor dentro de los nuevos conceptos en el mundo de la innovación sobre cuatro ruedas.
Sin embargo, no podemos negar que las verdaderas virtudes de los híbridos se pueden evidenciar en la conducción urbana, caracterizada por paradas y arranques permanentes, y no se despliegan altas velocidades. Si nuestra conducción se desarrolla mayoritariamente en carretera, será más conveniente apostar por un motor diesel moderno, aunque parezca paradójico, más ahorrador a velocidades mantenidas.