Los motivos, también en los hombres, son los de siempre: la presión autoimpuesta por satisfacer a la pareja y el deseo de terminar la relación sexual sin que la otra persona se pueda sentir mal. Tal y como señala la investigación de la Universidad de Kansas, “la obstinación de los hombres por destacar sus habilidades sexuales y cumplir lo mejor posible con sus parejas, acaba haciendo que no se llegue al orgasmo”.
La anorgasmia masculina es cada vez más frecuente, de ahí que también lo sea esta pequeña mentirijilla piadosa. La fisiología juega un flaco favor a los varones, que entre la eyaculación y la pérdida de erección tienen en su contra a las dos chivatas de la clase.
Pero no por esto significa que no puedas fingir de vez en cuando. Es más, puedes incluso jugar con esta baza, ella nunca sospechará que estás actuando. Todo consiste en saber disimular. Muy importante es usar condón, por aquello de ocultar la ausencia de semen.