2. Potenciador para nuestro cerebro
El vino tinto es un buen mediador para mejorar nuestros procesos cognitivos. ¿Y cómo puede ser esto? Son muchos los estudios que nos demuestran que beber vino de forma equilibrada, moderada pero constante, hace que podamos prevenir demencias y enfermedades degenerativas de nuestro cerebro.
Resuelve las inflamaciones, evita el endurecimiento de las arterias ,y además, inhibe la coagulación mejorando así el riego sanguíneo. Es fabuloso.
3. Trata las infecciones de las encías
Si eres de esas personas a las que, por ejemplo, les sangran las encías, no lo dudes y acompaña tus comidas con un vasito de vino tinto. Existen compuestos presentes en las uvas que, al ser fermentados en vino, tienen la virtud de evitar la aparición de los estreptococos y bacterias vinculadas a las caries, además de ser muy eficaz contra la gingivitis e incluso dolores de garganta.
4. Combate el cansancio
Curioso, ¿verdad? La investigación apareció en The FASEB Journal, y nos dice que es precisamente el resveratrol presente en las uvas quien mejora nuestra situación en esos días en que estamos algo más apáticos o cansados. Vale la pena tenerlo en cuenta.