Comer una dieta alta en Omega – 6 pero baja en Omega – 3 puede contribuir a inflamar el cuerpo, y esta inflamación es una de las claves que conduce a casi cada enfermedad crónica occidental.
Estos ácidos grasos se incorporan a las membranas de las células, pero las grasas poliinsaturadas pueden reaccionar con el oxígeno y empezar reacciones en cadena de radicales libres en las membranas celulares, lo cual puede dañar moléculas importantes como las proteínas o el ADN.
Lo que tampoco se tiene en cuenta es que, debido a la manera en que estos aceites son procesados (mediante la utilización de alta temperatura y el disolvente tóxico hexano), están llenos de grasas trans.
De hecho, en un estudio sobre los aceites de canola y soja vendidos en Estados Unidos, se encontró que entre el 0.56 y el 4.2% de los ácidos grasos en ellos son grasas trans.
Y muchos que se llaman a sí mismos “expertos” dicen que se debe cocinar con estos aceites, lo que es una terrible idea porque las grasas poliinsaturadas son sensibles al calor y se dañan muy fácilmente.