Uno de los desfiles más esperados de Londres es, sin duda, el de Burberry Prorsum. Superada la fiebre por los mankets, la firma apuesta para el próximo otoño/invierno por fulares de lana con flecos como complemento indispensable. También bebiendo mucho de esta fiebre setentera actual, las camisas eran todo estampados florales, paisley o de leopardo. Un universo bohemio también dominado por antes, terciopelos y pieles muy suaves, con colores apagados tirando a pasteles.
Lo de Alexander McQueen ya fue otro rollo, es decir, sastrería en estado puro. La colección empezaba con tres eslóganes impresos en las prendas: Honor, Verdad y Valor, que anticipaban el carácter militar de los looks. Las formas de los abrigos y los colores utilizados delataban la clara inspiración de la directora creativa Sarah Burton. El camuflaje y las flores se colaron en los trajes de una forma más que lujosa, mientras que el negro, el caqui y el azul eléctrico fueron los tonos predominantes sobre la pasarela.